Nuevamente hoy en Porto los
capitanes llenaron sus bodegas del mejor ron presente en la ciudad y se
aprestaron a echarse a la mar. Pero, en esta ocasión ni el oro ni la codicia empujaban
a las tripulaciones a adentrarse en él, más bien era las posibilidades que
brindaba el rapto acontecido. Si queréis
conocer toda la historia y su desenlace, adentraos en este relato grumetes…
Era una fría
mañana cuando el Gobernador de Porto, Héctor De Mendoza, recibió un informe
acerca de un barco enano que se había hundido durante una terrible tormenta.
Tras esta noticia, el Gobernador envió una expedición para recuperar los restos
de la embarcación y para asegurarse de que el barco hundido no era el insigne
Trueno de Grimnir que había servido para su flota en otras épocas. En este
viaje, hubo ciertos inconvenientes debido a la aparición inesperada de nuestro
infame Rey Necrófago, Antonio.
Hoy hemos
jugado el tercer escenario nuestra campaña de DREEDFLEET:
¡¡LA IRA DEL DIOS VOLCÁN!!
En el cuarto
escenario del DREEDFLEET, los barcos insignia de ambas flotas, la Gran Alianza
y la del Terror, aparecían de nuevo en escena aunque con dispares objetivos. En
esta ocasión ambas flotas sacarían a la luz la mayoría de sus embarcaciones, a
excepción del Dragón Marino por parte de la Flota de la Gran Alianza y del
Espectro sombrío por la Flota del Terror. Esta misión tenía una duración máxima
de seis turnos en los que la flota de la Gran Alianza tenía que recuperar al
capitán del Heldenhammer de su cautiverio y llevarlo hasta su embarcación para
que lograse escapar. No obstante, no todo sería tan fácil como puede parecer ya
que dicho capitán para escapar de su cautiverio tenía antes que matar al Rey
Necrófago, Antonio y luego escapar en la embarcación auxiliar que le esperaba.
Al final, la flota vencedora se decidiría en función de si el capitán lograba
llegar a su barco o moría en el intento.
Inicialmente el barco de la Flota de la Gran Alianza que había empezado en
mesa (el Pez Espada, al mando del Capitán Rafa “Sin nudillos”) se acercó velozmente hasta el volcán para
desplegar a su embarcación auxiliar con la misión de ayudar en el rescate del
capitán; mientras que la Flota del Terror comenzó su acercamiento hasta la isla
aunque su misión oculta sólo era eliminar el Heldenhammer para que el capitán
no pudiese escapar. No obstante, esta flota se encontró con un enemigo inesperado
que fueron los aliados de la Flota de la Gran Alianza, el Trueno de Grimnir y
la Cimitarra Llameante, quienes habían recibido la noticia del rapto y habían
acudido en su ayuda.
Por un lado, los barcos de la Flota de la Gran Alianza tenían una difícil
misión, interponerse en el asalto que la Flota del Terror estaba intentando
llevar a cabo hacia el Heldenhammer. Por otro lado, los capitanes de la Flota
del Terror seguían con su plan inicial aunque no con toda la suerte que
desearían, puesto que en su camino se interpusieron, además de los barcos enemigos,
determinadas circunstancias que les encaminaban al no cumplimiento de su
objetivo.
En esta ocasión, la fortuna le cambió al Capitán Daniel “Peluchitos”,
gobernante del Skabrus, a quién se le
presentó un duro compañero contra quien enfrentarse (la Sierpe de Sangre) quien
le entretuvo demasiados turnos, desviándole de su misión. Además, el resto de
capitanes de su flota tampoco tuvieron demasiada suerte: el Kraken Negro, quien
parecía el único capaz de cumplir su misión, sucumbió ante los azares del destino
y abandonó los mares antes de lo necesario; la Parca Sangrienta, se entretuvo
con los aliados de la Gran Alianza y desviándose del hundimiento del
Heldenhammer; por último, la Maldición de Zandri a pesar de tener un mal
comienzo en donde recibieron cuantiosos daños, lograron sobrevivir y separar al
Pez Espada de su función de guardián del Heldehammer. Mientras el Capitán del Heldenhammer lograba eliminar al Rey
Necrófago y huir en su embarcación auxiliar hasta ponerse a salvo en su barco.
Así, el Capitán Caldentey, al mando de la Flota de la Gran Alianza, junto a
la inestimable ayuda (¡por una vez!) de su grumete, el Capitán Rafa “Sin
nudillos, logró una victoria moral puesto que la defunción del afamado capitán
del Heldenhammer podría haber supuesto un duro golpe para su flota.
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