Esta mañana en PORTO hemos jugado la segunda partida de
nuestra horripilante campaña de Zombies, en nuestro día del calendario dedicado
al taller de juegos, una vez más con el reglamento “Miedo y Fe”.
En este escenario la jefa de los supervivientes, Macnamara
Morgan, envía un grupo con la misión de apoderarse de un coche solitario, que habían
visto desde una colina. Mientras ella con el resto de supervivientes se
encaminaba a buscar suministros médicos.
En principio todo parecía fácil, los supervivientes solo tendrían
que atravesar un tramo de carretera y llegar al otro lado apoderándose del coche
que allí se hallaba.
Hemos jugado dos partidas, la primera fue una prueba para
ver si el escenario estaba equilibrado y la jugaron Abián (supervivientes) y
Cristian (zombies), fue muy divertida. Al principio los supervivientes se
dividieron en dos grupos, mientras uno abría fuego sobre los zombies, el otro
intentaba escapar corriendo. Pero el ruido de los disparos atrajo a más zombies
que desafortunadamente se interpusieron en el camino del grupo de “corredores”,
huelga decir que acabo en una matanza.
Tras unos cambios consensuados y alguna regla de la casa que
otra, se jugó la segunda partida, la válida para la campaña, Abián y Alejandro
(supervivientes) contra Cristian y Javier (zombies).
La cosa empezó bien para los supervivientes moviéndose rápido
y en grupo, y abatiendo al primer zombie que les salió al paso, pero solo fue
un espejismo, parte del grupo no pudo aguantar la tensión emocional y acabaron
huyendo o peor paralizados por el miedo, y pronto se vieron rodeados y luchando
cada uno por su vida, otra vez acabó en carnicería, mal día para los
supervivientes.
¿Qué ocurrirá al grupo de Mcnamara Morgan? ¿Conseguirán
ellos los suministros médicos? ¿Enviarán a otro grupo a por el vehículo? Continuará…
“Los zombies no discriminan. Para un zombie, todo el mundo sabe igual de bien. Y cualquiera podía ser un zombie. No tenías que ser especial, buen deportista, o guapo. No tenías que oler bien, o llevar la ropa correcta, o escuchar cierta clase de música. Sólo tenías que ser lento”
ResponderEliminarJosephs Adams, John